Nadie se salva de la corrupción o de ser corrupto, ni aquellos a los que una parte de la sociedad considera más cercanos a Dios.
Durante su visita por Kenia, el papa Francisco reconoció que la corrupción existe incluso en el Vaticano....
En Kenia, país que el año pasado sumó 25 puntos en el Índice de percepción de la Corrupción que publica la Organización para la transparencia Internacional, el sumo pontífice dijo que cada vez que se acepta un soborno, “destruimos nuestro corazón, nuestra personalidad y nuestra patria”.
El prelado describió a la corrupción como el azúcar: “Nos gusta y es fácil, pero después terminamos mal, terminamos como los diabéticos y nuestro país termina como diabético”.
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